Muchas culturas en el mundo entero exponen como parte de sus creencias la existencia de una energía vital y universal que sustenta todos los seres vivos. Dentro de la cultura china y en especial en el cuerpo teórico y filosófico que respalda las prácticas médicas de sanación desarrolladlas por este pueblo, se entiende el Qi como ese flujo energético que recorre el cuerpo humano y activa el funcionamiento de los diferentes órganos. De acuerdo a su etimología el vocablo “Qi” pronunciado Chi, significa “aliento”, “vapor” o “soplo” en referencia a esa corriente energética capaz de dar vida, movimiento y fuerza a todo lo existente. Así el Qi puede encontrarse dentro de una persona, pero también se manifiesta en los fenómenos meteorológicos, las fuerzas de la naturaleza, las plantas, los animales y todo aquello capaz de contener la vida o expresar una corriente de energía.
En los seres humanos el Qi actúa en importantes procesos como el movimiento, es el flujo que activa y mueve todo el cuerpo, es la energía que está continuamente descendiendo, ascendiendo, entrando y saliendo del cuerpo otorgándole la fuerza vital necesaria para todos los procesos orgánicos, entre otras cosas el Qi logra calentar el cuerpo manteniendo la temperatura corporal ideal; también interviene en importantes funciones como la transformación y aprovechamiento de los nutrientes que ingresan a través de los alimentos; así como el crecimiento y la circulación de fluidos tan importantes como la sangre; es además fuente de protección ante la exposición de factores externos como el viento, el frio, la humedad, el calor y otros.
En la MTC el movimiento del Qi esta intimidante relacionado con los meridianos y la dualidad contrapuesta del ying y el yang. Los meridianos constituyen una compleja red de canales energéticos a través de los cuales se mueve el Qi influyendo en las funciones vitales del cuerpo. Se reconocen doce meridianos principales de los cuales seis son meridianos yimg y seis son meridianos yang, a partir del conocimiento de los meridianos y su recorrido a través de las diferentes zonas de la anatomía la MTC ha podido idear técnicas como la acupuntura. moxibustión, reflexología y otros con el fin de incitar, reactivar e impulsar el flujo correcto del Qi restableciendo de esta forma el equilibrio y la armonía del cuerpo.
Este equilibrio del flujo del Qi en los seres humanos es fundamental para el mantenimiento de un buen estado de salud, debido a que la principal causa de cualquier enfermedad es precisamente la obstrucción, deficiencia o estancamiento de esta fuerza, lo cual degenera en múltiples dolencias que se manifiestan de acuerdo a la situación particular que esté afectando el flujo natural del Qi en el cuerpo. Son muchos los aspectos que pueden afectar el Qi, situaciones como el estrés cotidiano, el exceso de trabajo, la vivencia de emociones negativas fuertes o constantes, los agentes externos como el clima, el ambiente, la contaminación, la temperatura; así como la calidad de los alimentos que se consumen, entre otros, pueden impactar el movimiento del Qi y expresarse en situaciones como agotamiento, bajo nivel de energía, debilidad, dolores corporales y otros, hasta llegar a evidenciarse en el mal funcionamiento o deficiencia de uno o más órganos.
El hígado es fundamental en el correcto movimiento del Qi, de su buen funcionamiento dependerá la optima distribución energética en todo el cuerpo. Por ello, es importante cuidar las condiciones que puedan ocasionar un estancamiento del Qi del hígado, entre las reconocidas por la MTC están: una alimentación inadecuada en la que se ingieran gran cantidad de comida chatarra, ricas en grasas o azúcar, así como el consumo de bebidas alcohólicas en exceso lo cual puede ocasionar que el hígado se inflame y se obstaculice el flujo normal de la energía. También las situaciones de estrés o de tensión emocional en las que la persona haya experimentado sentimientos de rabia, frustración o resentimiento que tienden a generar una tensión muscular y corporal e inciden en la respiración y con ello en el posterior estancamiento del Qi.
Entre otros este entorpecimiento en el flujo del Qi se manifiesta con problemas circulatorios, cambios repentinos de humor, sensación de cansancio constante, inflamación, y en las mujeres puede ocasionar irregularidad en la menstruación, dolores de cabeza, desordenes hormonales e incluso infertilidad. Además esta distorsión en el Qi ocasiona una sobrecarga del hígado que llega a afectar otros órganos, en especial el bazo, ocasionado problemas como: nauseas, acidez, tensión abdominal, inapetencia, vómitos o diarrea.
Ante esta afectación la MTC propone que la persona comience un proceso de sanación natural y progresiva a través de la combinación de una alimentación saludable y la realización de ejercicios regulares de respiración y meditación. Para ello es recomendable la práctica de alguna disciplina oriental como el Yoga, el Chi kung y el Tai Chi, las cuales incluyen rutinas de respiración con inhalaciones y exhalaciones profundas que facilitan la oxigenación del organismo. En cuanto a los alimentos, lo ideal es incluir dentro de la dieta diaria una combinación de frutas, verduras y especies que ayuden a desintoxicar y nutrir el cuerpo, entre ellas: calabaza, batatas, berenjena, rábanos, albahaca, romero, eneldo, laurel, coles, jengibre, fresas, naranja y limón, además de cereales como la avena, el arroz y el centeno.
Los grandes filósofos y sabios de la medicina china han hecho siempre énfasis en la importancia de que cada persona se esfuerce diariamente en armonizar el flujo del Chi mediante el cuidado de las condiciones corporales básicas y la interacción equilibrada con el entorno ambiental, solo de esta manera se garantiza la conservación de una buena salud y el disfrute de una vida plena y prolongada. De acuerdo a la cosmovisión china cuando la energía Qi colapsa dentro del cuerpo llega a dispersarse y expandirse fluyendo por todo el universo y el cuerpo abandonado por la energía vital muere irremediablemente.