Cualquier alteración en los terrenos biológicos de nuestro organismo bien sea en el plano orgánico o emocional, tendrá una repercusión directa sobre un sistema orgánico concreto, pero también sobre los demás, dependiendo de la capacidad que tenga dicho sistema orgánico de solucionar por si mismo dicho desequilibrio, ya que si no puede, serán los otros sistemas (según las leyes del equilibrio homeostático en los 5 elementos) los que intentaran ayudar para restablecer la homeostasis normal de nuestro cuerpo.
Comencemos a analizar dicha interactuación desde el Hígado (madera)

Los 5 elementos del equilibrio homeostático son

  1. Hígado:

Es el Sistema Orgánico que ocupa la primera línea de defensa emocional para el cuerpo entero, es la primera elección de nuestro cuerpo para poder enfrentarse a cualquier estimulo emocional nocivo, en especial si es de naturaleza crónica (instalada en el tiempo). Quizás sea debido a que constitucionalmente es el más fuerte.
Además está capacitado para cumplir este cometido de diferentes maneras.
También hay que tener en cuenta que atreves de todas las épocas ha sido el órgano más castigado debido a la ingesta de alcohol, es sin lugar a dudas el mayor defensor de nuestro organismo, tanto en el plano físico como mental.
Una de las funciones del Hígado es el almacenamiento de sangre, además es capaz de regenerarse a diferencia de otros órganos. Tiene la capacidad de la recuperación de toda la energía cuando el cuerpo está agotado.
También tiene la función de liberar las vías de paso del Qi (energía), es por estos motivos el papel tan importante que juega en la movilización del Qi y en la prevención de bloqueos.
El Yin de Hígado controla y nutre los ligamentos y tendones, así como la inervación del ojo; y el Yang de Hígado controla del mismo modo el Sistema Nervioso.

El Hígado gestiona las emociones de la siguiente forma:

La emoción entra en contacto de manera inmediata con el Sistema Nervioso y se desencadena una variedad de acontecimientos.
Como ya hemos dicho antes el Hígado nutre el Sistema Nervioso y se le ordena aumentar la cantidad de sangre en la circulación, en condiciones normales dicha tensión se puede normalizar en forma de expresión verbal o actividad física, recuperando así la homeostasis.
Si se recurre al habla, es el Sistema Orgánico del Corazón el que se verá implicado, en cambio si es la actividad física la que resuelve el problema, existirá una contribución conjunta de diversos Sistemas Orgánicos, como el mismo Hígado, Pulmón (receptor del Qi) y Corazón (circulación).
Si la tensión o energía que en principio genera hiperactividad del Sistema Nervioso no se expresa, este seguirá demandando nutrición adicional del Hígado.
Dicha tensión se traslada también al Sistema Musculoesqueletico, pero al no utilizarse para dar salida al problema emocional, nuestro sistema musculoesqueletico se irá tensionando y será tanto el sistema Nervioso, como el musculoesqueletico los que seguirán demandando sangre al Hígado.
Este llegara un momento que al intuir que no le queda energía para suministrar sangre comenzara a no poder reciclar, ni a renovar sangre y producirá energía nociva.
Ya que el Hígado se asocia al viento y el libre fluir del Qi, la energía nociva va a influir en diversas partes del cuerpo. Se producirá estancamiento del Qi y consiguientemente dolor en zonas vulnerables.
Al mismo tiempo el sistema circulatorio está oprimido en la periferia por la tensión muscular. En el interior, el Qi nocivo (acido láctico, acetaldehído etc.…) estimulan centros circulatorios, como los senos carotideos y centros del Sistema Nervioso autónomo como el nodo sinoauricular.
El resultado será aumento de la tensión sanguínea, que además de afectar al Corazón, hará que la sangre sea impulsada con demasiada velocidad y causara hipermetabolismo hepático o lo que es lo mismo “Calor por Exceso” y si continúa la situación “Calor por Insuficiencia”.
En la recuperación de la homeostasis se puede esperar la ayuda de su órgano pareja o complementario la Vesícula Biliar.
También se puede esperar la ayuda del Riñón (agua), como órgano que nutre al Hígado (Riñón es la madre del Hígado), de los Pulmones que controlan al Hígado y del Bazo al que controla el Hígado.
El bloqueo del Hígado, va a reducir la producción y flujo de la bilis, dicha reducción obligara a la Vesícula Biliar a ir descargando más a menudo.
En la MTC se considera que los órganos Fu, operan fundamentalmente para ayudar a liberar a los órganos Zang padres de las energías, a liberar toxinas que en condiciones de hiperactividad tienden a acumular.
En la relación de Hígado y Vesícula Biliar el papel de las decisiones correspondería a la Vesícula Biliar y la planificación al Hígado. Si contamos con la Vesícula Biliar fuerte aliviara al Hígado, por tanto, si la situación emocional que está afectando al Hígado negativamente, implica tomar decisiones o que exista una ambivalencia significativa la Vesícula Biliar aportara una ayuda importante, si por el contrario no está fuerte, la Vesícula Biliar se sobrecargara al igual que el Hígado.